Madrid – Segorbe – Parque Natural de la Serra d`Espada – Castellón de la Plana

Salgo el sábado a la 8:40 hacía Valencia. El día está despejado y soleado y en cinco minutos ya estoy en la A3. El sol está my bajo y hace que la conducción sea incomoda porque voy un poco cegado. No hay apenas tráfico y para cuando me quiero dar cuenta estoy en el pk 108, sentado en la barra, tomándome un café y una tostada que me saben de miedo. He llegado con la manos heladas, había un par de dedos que ya no sabía si eran o no míos. En la gasolinera la gente es muy amable y la gran cristalera y lo limpio y tranquilo que está el local hacen que la parada resulte muy agradable.

Continuo tras 20 minutos y las manos me aguantan bien hasta pasar una zona con mucha niebla y con bajada de temperatura que hace que nuevamente vuelva a no saber si me he dejado algún dedo en la gasolinera. Como buena autovía, el camino es bastante monotono hasta llegar cerca de Requena en donde cambia la vegetación y el paisaje es más bonito. La temperatura sube y mis manos lo agradecen.

Han pasado unas tres horas y media desde que salí de Madrid y estoy en las inmediaciones de Sagunto. En lugar de seguir hacía Castellón, aquí me desvío y tomo la A-23 en dirección a Teruel con la intención de desviarme al llegar a Segorbe. Llevo un rato buscando una gasolinera y no veo ninguna y casi estoy sin gasolina. Me pongo a escasos 90Km hora y veo como va bajando el contador de la gasolina. Los Km de autopista se han tragado el depósito antes de lo deseado. Por fin reposto e inicio la ruta que se adentra en el Parque Natural de la Sierra de Espadan. Este parque se encuentra en el interior, pero para hacernos una idea en relación con la costa, estaría entre Sagunto y Castellón de la Plana.

Tomo la CV-200 y paso por Castellnovo camino de Almedijar. Una carretera no muy buena me va adentrando en el Parque, en el que predominan alcornoques, pinos y matorrales. Al llegar a Almedijar, la carretera se pone cuesta arriba, se estrecha y te encuentras metido en un camino con mucha piedra suelta que hace que vaya despacio, disfrutando del paisaje. Al llegar al punto más alto me paro y al fondo veo el mar.




Me llama la atención también la gran cantidad de restos de fortificaciones que he ido viendo. Al parecer esta sierra vivió una época de esplendor con los árabes, cuando se construyeron castillos en todas las poblaciones y se convirtió en un centro de cierta importancia cultural y económica, con una ganadería y agricultura en auge gracias al riego con acequias, presas y acueductos que favorecieron el incremento de la población. Volviendo a la moto, bajo este pequeño puerto y llego a Ain, un pueblo muy cuidado y tranquilo donde me paro un rato.

Desde allí tomo la carretera CV-223 en dirección a Eslida. Ahora la carretera es mucho mejor lo que se agradece. El camino me mete en un túnel trampa: todo el recorrido es una curva cerrada a la izquierda lo que hace que la mezcla de la luz que hay en el exterior y que el túnel está sin iluminar parezca que según entras se termine; pero todo queda en ese pequeño susto. De Eslida a Artana, la carretera está muy bien, el paisaje es bonito, hay muchos restos de castillos y pueblos en alto y se empiezan a ver campos de naranjos.

Para cuando me quiero dar cuenta estoy en la A7 y llego a Castellón. Han sido 90Km tan solo, pero me han quitado de la monotonía de la autovía y me han permitido gozar de mi Deauville que tan bien se porta en todas las circunstancias y en carretera especialmente. Al llegar a Castellón pregunto para situarme en el mapa y me entero que allí no hay rotondas si no redondas. Por la ronda este me planto en un momento en el hotel. Son las 14:30 y apetece ducha y comer. Al final me han salido 442KM entre enlaces y especial; como si fuese un Dakar.

Un breve inciso. El motivo del viaje era venir para acompañar a unos amigos que competían en el XV Campeonato de España de Natación - Open de Invierno Master. A mí a veces me ha picado el gusanillo de competir, pero nunca me he arrancado, pero viendo el buen ambiente que hay, la mezcla de edades o la voluntad que le echa la gente, dan ganas de apuntarse.



Castellón de la Plana – Onda – Olba - Teruel – Monreal del Campo – Madrid

Amanece un domingo templado y despejado y me planteo una ruta de vuelta que pase lo más posible por carreteras y evitar autovías. Pero antes de salir tengo tiempo de ver la luna llena sobre Castellón, amanecer en la playa y ver tres pruebas de natación.


A las 12 me monto en la moto y me dirijo a Onda, en la CV-20, muy cerca de Castellón. Al llegar allí me doy cuenta que la elección de la ruta promete, pues me cruzo con varios grupos de motos y no tardo en empezar a disfrutar del camino, una carretera que se adentra en una sierra baja, todo muy verde y una carretera en muy buen estado llena de curvas no demasiado cerradas.

El tiempo acompaña y la carretera me lleva por un montón de pequeños pueblos, campos con naranjos, restos de ruinas de iglesias o similar, abundante verde y mucha agua.

Todo está muy cuidado y la carretera discurre a veces por pequeños desfiladeros y cruza algún que otro túnel. La sucesión de curvas me permite disfrutar aún más.


Un pequeño puerto y diviso el pantano de El Arenoso, con unas aguas color azul turquesa.
Al llegar a Olba la carretera cambia abruptamente y se convierte en un camino de cabras o carretera amarilla según el mapa. Me adentro en la provincial de Teruel y la campaña de hace unos años de “Teruel existe” me viene a la cabeza, pues debe existir pero necesita urgentemente de infraestructuras. La carretera se llama ahora TE-V-2001 y tras dejar atrás varias pequeñas poblaciones y algún pueblo abandonado me encuentro subiendo un pequeño puerto y al llegar arriba mi sorpresa es mayúscula. Enfrente de mi tengo un bosque de pinos y al fondo una sierra más elevada toda nevada detrás de la cual debe estar Cuenca. Además la carretera, si es que se puede llamar así, se ha estrechado aun más y parece que desaparecerá al tomar la curva que hay al fondo.


El sitio es precioso, pero las nubes negras que han hecho acto de presencia, la soledad absoluta pues no se divisa ni una casa y el camino en tan mal estado me hacen plantearme seguir no más de 10 minutos por esa carretera. Me empiezan a entrar dudas de no haberme equivocado de desvío.

Por suerte, al tomar la curva que se veía al fondo me encuentro la autovía que iba buscando, la A-23 a la altura de Albentosa.

Nada mas entrar en la A-23 y ponerme a 120KM me da la sensación de ir en un misil, pues los casi 90KM que acabo de hacer, con tanta parada para ver el paisaje y hacer fotografías y con el camino de cabras de los últimos 15KM los he hecho bastante despacio, empleando mas de una hora y media.

Ahora todo es diferente, pero mi gozo duraría poco. Decido ir por la autovía y tomar la N-211 en Monreal del Campo. Huyo de las nubes negrísimas que se congregan en la sierra que hay a mi izquierda, los Montes Universales deben estar enfadados pues el cielo se va cerrando hasta que rompe a llover. Me paro bajo un puente y me pongo el traje de agua antes de calarme. Avanzo por la autopista bajo un aguacero hasta el desvío y allí paro a repostar y comerme un bocadillo. Me pongo el traje de agua y los cubre botas (antes se me resistieron) y me dirijo a Molina de Aragón. Este trayecto tenia que haber sido de disfrutar la moto mucho, la carretera es buena, las vistas bonitas y hay poco trafico pero los 130KM que hay hasta la N-II se convierten en una aventura reconcentrada pues al principio conduzco bajo la lluvia mientras veo el sol mas al norte pero muy pronto es como si hiciera de noche y solo son las tres de la tarde. Lluvia, algo de granizo y nieve que, por suerte no puede cuajar en el suelo pero si en mi casco y en la visera de la moto. No doy crédito a la tormenta en que me encuentro que al menos tiene de bueno que alterna lluvia y nieve y así no termina de cuajar del todo nunca. Me cruzo con hasta cuatro quitanieves que deben estar esparciendo sal o al menos preparándose para la que se avecina. Decido no parar ni un momento para intentar llegar a al A-II antes de que pueda cuajar y así hago.

Para cuando llego a la A-II la situación es peor. Estoy a la altura de Alcolea del Pinar y allí no solo si no que encima hay bastante trafico. Entro en la autovía y a escasos 300 metros hay un cache accidentado ruedas arriba y la consiguiente retención. Avanzamos y pasados pocos kilómetros la nieve pasa a ser agua y a la altura de Guadalajara sale el sol y me paro en una gasolinera a quitarme toda la parafernalia del equipo de agua, salvo el pantalón pues me da mucha pereza quitarme las botas.

Mis manos vuelven a la vida gracias al calor que hace en la gasolinera y con unos guantes secos el trayecto hasta Madrid lo hago en un abrir y cerrar de ojos. Ha sido durillo, las manos las tengo un poco atenazadas de sujetar la moto y del frío, pero la ducha que me doy y me sofá me hacen olvidar rápidamente la parte mas chunga del viaje y quedarme con el buen sabor de otro viaje en mi, ya lo dije mas arriba, estupenda Deauville (que el lunes lavo intensamente para quitarle toda la sal o mezcla que se le ha incrustado en este viaje).



Han sido 512KM de viaje de regreso. En total 953km

Diego Soler.


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